Visitar Bourgogne-Franche-Comté en tren

¿Busca una escapada cultural? Diríjase a Dijon, cuyo imponente palacio fue antaño residencia de los duques de Borgoña. Demasiado tiempo reducida a tópicos sobre comida y vino, Dijon es una gran ciudad cultural con un rico patrimonio, simbolizado por los numerosos campanarios que le dan su sobrenombre. Pasee por su elegante centro histórico, hoy en gran parte peatonal, y visite su Museo de Bellas Artes, recientemente renovado. Las tradicionales tiendas de vino y mostaza, orgullo de la región, conviven con restaurantes más recientes y boutiques de moda.

¿Busca tranquilidad? Opte por una escapada de relax a Lons-le-Saunier, estación termal muy apreciada por los entendidos. Sus aguas tienen un alto contenido en sales y oligoelementos, lo que explica la reputación de sus baños termales. Entre dos sesiones de relajación, podrá disfrutar del patrimonio de esta ciudad histórica, situada en la famosa ruta de la sal, que fue cuna del compositor del himno nacional La Marsellesa, Rouget de Lisle. A las afueras de la ciudad, los viñedos del Jura ofrecen agradables paseos, empezando por el pueblo catalogado de Baume-les-Messieurs, uno de los más bellos de Francia.

Enclavada en el Doubs, Besançon es una ciudad animada que atraerá a los viajeros en busca de cultura. Siga los pasos de Victor Hugo y visite su casa natal, donde se exponen las luchas políticas y sociales del gran escritor francés. A continuación, acérquese al Museo de Bellas Artes y Arqueología, donde las colecciones se exhiben a la perfección. Por último, entre el palacio Granvelle y la ciudadela Vauban, pasee por los palacetes de esta orgullosa ciudad histórica, que ha hecho honor a su sobrenombre de Ciudad de Oro.

¿Le apetece un viaje en el tiempo? Belfort, la ciudadela situada entre las cordilleras del Jura y los Vosgos y fortificada por Vauban, le encantará. Su identidad y su carácter se han forjado a lo largo de siglos de conflictos. El magnífico León, esculpido entre 1875 y 1880 por Frédéric-Auguste Bartholdi, rinde homenaje a la heroica resistencia de los habitantes de la ciudad bajo el asedio de los prusianos. Si le gusta caminar, aproveche los cientos de kilómetros de senderos señalizados que atraviesan la región de Belfort para descubrir sus paisajes, su fauna, su flora y, sobre todo, su historia.

Peregrine a Nevers, donde le sorprenderá la diversidad de su patrimonio histórico y religioso. Pasee por sus calles, donde están representados todos los estilos arquitectónicos. Están repletas de capillas, iglesias, casas burguesas y casas con entramado de madera, destacando el Palacio Ducal y la Catedral de Saint-Cyr. Visite el Museo de la Faïence, donde podrá aprender todo sobre el famoso "bleu de Nevers", una tradición cerámica que ha sido el orgullo de la ciudad durante siglos... ¿O quizás prefiera poner a prueba sus habilidades al volante con amigos o familiares en el famoso circuito de Magny-Cours?

En cuanto se siente, ¡querrá bajarse! Saliendo de Dijon, la línea de Grands Crus que conduce a Chalon-sur-Saône le embriagará con sus nombres evocadores. Primero la Côte de Nuits, con sus parcelas de pinot noir en suave pendiente, después la Côte de Beaune y sus hermosas laderas onduladas, hasta llegar al pueblo de Meursault, cuyas últimas casas de viticultores anuncian la llegada a Chalon-sur-Saône. Una vez allí, si no está demasiado mareado, no deje de visitar el museo Nicéphore Niépce, donde nació el inventor de la fotografía. Esta bonita ciudad ha sido galardonada con el título de Ciudad de Arte e Historia.

¿Busca un viaje en tren inolvidable? Diríjase a Dole, antigua capital del Franco Condado, situada a orillas del Doubs. Dole fue la cuna del científico Louis Pasteur, a quien está dedicado un museo. A continuación, embárquese en la Ligne des Hirondelles, una de las líneas ferroviarias más bellas de Francia, que cruza los ríos Loue y Doubs, atraviesa los viñedos del Jura, asciende el Col de la Savine, antes de llegar a Morbier por una sucesión de seis viaductos y tres túneles hasta Morez. Como un pájaro que se eleva hacia el cielo, siga este recorrido acrobático hasta Saint-Claude, punto final de la línea.