Visitar Nouvelle-Aquitaine

Sus peregrinaciones por el corazón de esta inmensa joya urbana se verán facilitadas por las ultramodernas infraestructuras de transporte público. Admire el tamaño de la Place des Quinconces, sienta su reflejo en los espejos de agua y pasee por el Port de la Lune, orgullo de los lugareños. También puede pasear por el casco antiguo y su Triángulo de Oro, repleto de museos y tesoros ocultos, antes de tomar el puente de piedra sobre el Garona para disfrutar de una impresionante vista del puerto. Y si no tiene suficiente, la Gare Saint-Jean es un excelente punto de partida para explorar el departamento de Gironda, famoso por sus excepcionales paisajes, playas de arena y viñedos de fama mundial.

La Rochelle es una ciudad puntera en deportes náuticos y sigue volcándose en el océano, con la progresiva ampliación de su puerto deportivo en los últimos años. Súbase a una bicicleta, el medio de transporte favorito de los lugareños, y descubra esta ciudad con un patrimonio arquitectónico tan notable como diverso. Empiece por el antiguo puerto fortificado y sus imponentes torres (catalogadas en Francia desde 1933), testigos de una larga historia con el Atlántico, y luego pasee por las calles porticadas donde podrá retroceder en el tiempo, pasando por magníficos hoteles aristocráticos y ricos museos. Por último, si se encuentra en la zona a mediados de julio, no se pierda el famoso festival Francofolies, que reúne cada año a multitud de artistas de todos los géneros musicales.

Con sus murallas sobre la Charente, que le han valido su sobrenombre, Angulema es la más meridional de las grandes ciudades de la región. Descubra sus agradables calles de casas de piedra caliza blanca cubiertas de azulejos rosas, que se pueden recorrer a pie a lo largo de las antiguas plazas. Si hay un lugar que no debe perderse, es la Cité de la bande dessinée et de l'image, cuyas dos sedes, a ambos lados de la Charente, están unidas por una pasarela adornada con una estatua de Corto Maltés. Angulema, reconocida como "ciudad creativa" por la UNESCO, es la capital indiscutible del ^noveno arte.

A menudo mencionada en los libros de historia, escenario dramático de grandes batallas, la ciudad de Poitiers posee un patrimonio medieval excepcional que lleva en majestad el arte románico. Dé un largo paseo por su casco antiguo, sus amplias zonas peatonales y sus callejuelas salpicadas de iglesias que animan a pasear. Los más ambiciosos pueden embarcarse en el Chemin des Crêtes, un sendero de cuatro kilómetros que bordea hermosos jardines privados y las orillas del río Clain. Desde las alturas de la ciudad, podrá comprobar que la ciudad que tiene a sus pies se ha convertido en un centro de creatividad moderna gracias a su abundante población estudiantil y a su Futuroscope, un parque de atracciones que abarca todas las épocas.

Con sus calles medievales y sus casas góticas y renacentistas, Sarlat-la-Canéda atrae a las multitudes al corazón del Périgord Noir, donde el casco antiguo, de tonos ocres y rubios, se conserva desde 1964.

Sarlat también se anima cada verano con su festival de juegos teatrales. Verdadero emblema de la región, es también el punto de partida ideal para excursiones en plena naturaleza a lo largo de la Dordoña. Pero antes de salir de excursión, no olvide desviarse hacia los puestos del mercado, donde podrá preparar fabulosos picnics a base de deliciosas especialidades locales como trufas y foie gras.

Catalogado como uno de los pueblos más bonitos de Francia, esta joya, rodeada de bosques y próxima a la frontera española, es famosa por su arquitectura típica vasca, muy bien conservada. Desde la Porte Saint-Jacques, diríjase a la ciudadela fortificada antes de detenerse en la prisión episcopal. Más abajo, la iglesia de Notre-Dame, el segundo edificio gótico más importante del País Vasco francés, se alza junto a las casas tradicionales de la región.

Una vez que haya abandonado la ciudad, tendrá la tentación de dar un paseo por el campo a lo largo del río Nive, desde donde podrá admirar los exuberantes paisajes verdes que se abren a los Pirineos a través de los senderos GR10 o GR65. El barranquismo en el Nive y la espeleología harán las delicias de los más aventureros.